martes, 24 de febrero de 2009

It Aches

It aches to write...
It aches to think...
It aches to breath...
It aches to feel...
It aches to love...

...yet i do it anyway, anytime, anywhere.

lunes, 2 de febrero de 2009

La Última Batalla (II)

II

Su mente vagaba entre los pensamientos de victoria y derrota: si perdía todo habría sido en vano y la vida de sus amigos, aquellos a los que él llamaba débiles, se habrían perdido sin propósito; si ganaba se le abría un mundo de posibilidades en el cual podría elegir su forma de vida y podría tener todos los placeres que el quisiera por haber sido el que salvó a toda su gente, por no fallarle a su Superior, al Hacedor de su vida, y el Destructor de ella si fallaba.

La figura se encontraba ya unos doscientos metros, pero era difícil distinguir su rostro debido a la oscuridad del lugar de batalla.

Estaba a unos veinte metros cuando recién pudo apreciar su rostro. Tenía la piel grisácea, ojos de un color extraño, parecido al gris pero diferente, como si estuvieran manchados con la mugre de aquellas tierras, el rostro desfigurado, casi inhumano. Sintió asco al verlo.

-Cada vez los hacen más feos-pensó y rió. Se sorprendió al verse riendo después de tanto tiempo, el sonido de la risa le resultaba sólo vagamente familiar.

Su oponente se detuvo a escasos metros de distancia. Lo inspeccionó de pies a cabeza. Estaba vestido casi exactamente igual a él, sólo que libre de las manchas de batalla, tierra de las caídas y sangre de las heridas. La fealdad del ser que se encontraba frente a él contrastaba con la elegancia y pulcritud de su vestimenta.

Se quedó allí, de pie, observándolo. Las miradas se encontraron y no vio señal de temor en los ojos de su enemigo, sólo calma. Lentamente los segundos comenzaron a pasar, tan largos como vidas enteras, como si el tiempo hubiese olvidado su función, como si el Universo hubiera existido sólo para llegar a ese momento y quisiera prolongarlo eternamente.

Su corazón, que durante unos momentos pareció dejar de latir, ahora creía estar corriendo una maratón. Las pulsaciones aumentaban a cada segundo y por un instante olvidó respirar.